jueves, 25 de enero de 2018

EL BHAGAVADGITA


Dentro de El Mahabharata se encuentra El Bhagavadgita, uno de los libros sagrados por excelencia de la humanidad, que es leído devotamente por cientos de millones de indios (sí, cientos de millones), y por millones de personas de otras nacionalidades, y su contenido nos informa, entre otras cosas, sobre la ilusión de lo que nosotros llamamos ‘realidad’, y por consiguiente abriéndonos una perspectiva mucho más profunda de la vida, que aquella a la que estamos acostumbrados.

Este texto sagrado se encuentra en el libro VI de El Mahabharata, titulado Bishma Parva, y consta de 18 capítulos y 700 versos. Todas las tradiciones hinduistas lo consideran sagrado y sus más excelsos sabios le han dedicado extraordinarios estudios, pues indudablemente su mensaje se revela como una brújula a todo buscador de la Verdad. 

Para apreciar su grandeza, baste saber que está contenido en solo 700 versos dentro de los más de 100 mil versos que tiene El Mahabharata, y sin embargo, El Bhagavadgita tiene tal fuerza, que por sí solo es una obra fundamental dentro de la sabiduría humana.

Los académicos han concluido que El Bhagavadgita fue interpolado dentro de El Mahabharata, y sus razones juiciosas deben tener. Sin embargo, para las personas que amamos El Mahabharata como un todo, no es así. Simplemente afirmamos que El Bhagavadgita es la joya de la corona de El Mahabharata, pues sus versos tocan las fibras del alma en lo más profundo, como si fuera la melodía o pasaje más emotivo e inolvidable de una pieza musical.

Momentos antes de que la gran guerra estallara, según lo referido en el post anterior, las cosas estaban así: todo general iba en un carro tirado por caballos y tenía un cochero o auriga. Del lado de los Pandavas el comandante general era Arjuna, y su auriga era nada menos que el Señor Krishna en persona. Como recordarán, los Pandavas habían sido criados por su tío Bishma, y habían crecido junto con sus primos, los Kurús, y su tío el rey Dhritarashtra, además de muchos otros familiares, amigos y relacionados, en el reino de Hastinapura.

Un instante antes de iniciarse la guerra, Arjuna pide a su cochero, el Señor Krishna, que lo ubique en medio de los dos ejércitos. Así lo hace el Señor, y Arjuna desde allí observa detenidamente a sus enemigos y se da cuenta de que están todos sus seres queridos. Entonces,  dominado por intensa tristeza, dice al Señor Krishna:

No veo cómo puede resultar bien alguno de matar a mis propios parientes en esta batalla; ni puedo, mi querido Krishna, desear ninguna victoria, ni  reino, ni felicidad subsecuentes.

¡Oh, Krishna! ¿De qué nos sirven los reinos, la felicidad, o aun la vida misma, cuando todos aquellos para quienes los deseamos se encuentran ahora dispuestos en este campo de batalla? ¡Oh, Krishna! Cuando maestros, padres, hijos, abuelos, tíos maternos, suegros, nietos, cuñados y todos los parientes están dispuestos a dar sus vidas y sus propiedades y están presentes ante mí, entonces, ¿por qué he de desear matarlos, aunque yo sobreviva? ¡Oh, sustentador de todas las criaturas! No estoy dispuesto a pelear en contra de ellos, ni siquiera a cambio de los tres mundos, mucho menos por esta tierra.

Y Más adelante agrega:

¡Ay de mí! ¡Cuán extraño es que estemos preparándonos para cometer actos extremadamente pecaminosos, impulsados por el deseo de disfrutar de felicidad regia!

Yo consideraría mejor que los hijos de Dhritarashtra me matasen desarmado y sin resistir, antes que pelear con ellos.

....Habiendo así hablado en el campo de batalla, Arjuna, con su mente abrumada por la angustia, arrojó a un lado su arco y flechas y se sentó en la cuadriga.

Entonces el Señor Krishna comienza a animar al guerrero para que luche, y le explica detalladamente por qué debe hacerlo. Lo que Arjuna ve en apariencia, es decir, sus abuelos, tíos, etc., son solo apariencia. En otras palabras, comienza una explicación filosófica y espiritual de lo que en verdad es la vida. A muchas afirmaciones del Señor Krishna, Arjuna solicita aclaraciones, y así va avanzando el diálogo a través de los 18 capítulos y 700 versos, de una manera tan profunda, que cuando terminamos su lectura, salimos inquietos, como si también estuviéramos dispuestos a luchar... y entonces volvemos a leer y a leer...

En los versos finales de El Bhagavadgita, el Señor Krishna dice a Arjuna: 

¡Oh, Arjuna, el conquistador de riqueza! ¿Has oído esto atentamente con tu mente? Y, ¿se disiparon ya tus ilusiones e ignorancia?

Y Arjuna contesta:

Mi querido Krishna. ¡Oh, infalible! Ahora mi ilusión se ha ido. Por tu misericordia he recobrado mi memoria y ahora estoy firme y libre de la duda y preparado para actuar de acuerdo a Tus instrucciones.

Entonces Arjuna se levanta y comienza la gran guerra, y lo que resta del libro VI de El Mahabharata, más los otros 12 libros, nos dan cuenta de lo acontecido.

Para finalizar esta entrada, como siempre demasiado sintética, y además escrita por una persona del montón, no un maestro ni un académico, (con la única credencial de quien ama y ha leído y releído El Bhagavadgita), quisiera transcribir lo que algunas personalidades han dicho sobre este fundamental texto de la humanidad:

Mahatma Gandhi: “El Bhagavadgita ha sido una fuente de solaz para mí. En momentos en que no percibía en el horizonte ninguna perspectiva consoladora, abría el Gita y encontraba ese verso que me daba nuevas esperanzas”.

Ralph Waldo Emerson: “Debo un magnífico día al Bhagavadgita; fue el primero de los libros; era como si un imperio nos hablara; nada pequeño ni desmerecedor, sino por el contrario, majestuoso, sereno, consistente, la voz de una inteligencia que en otra época y clima examinó y resolvió las mismas preguntas que hoy nos mueven”.

Alexander von Humboldt: “Lo más profundo y elevado que el mundo puede mostrarnos. Agradezco a Dios que me permitió vivir tanto tiempo como para que yo pudiera leer El Bhagavadgita”.

Hermann Hesse: “La maravilla del Bhagavadgita es su hermosa revelación de la sabiduría de la vida, que hace que la filosofía florezca dentro de la religión”.




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