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martes, 20 de julio de 2021

Draupadi

 


En una de las entradas anteriores (La amistad entre Drona y Draupada) se describió como Drona tomó venganza del rey Draupada, humillándolo y despojándolo de la mitad de su reino. El rey Draupada partió vapuleado hacia lo que le quedó de sus otrora grandes dominios, pero jurando en el camino que eso no se iba a quedar así.

Entonces planeó tener un hijo que naciera solo para asesinar a Drona, y para ello, realizó una ceremonia conocida como “Sacrificio del Fuego”. En determinado momento, del fuego mismo surgió un niño, que fue llamado Dhristadyumna, y del altar del sacrificio surgió una niña, Draupadi. Y en efecto, tiempo después, en la gran guerra, el hijo de Draupada, Dhristadyumna, cegó la vida del gran maestro Drona. Pero este post está dedicado a la hija, Draupadi.

Mientras la niña Draupadi crecía en el palacio de su padre, los 5 Pándavas y su madre, Kunti, estuvieron condenados a la pena de destierro por 13 años, después de los cuales podrían regresar a su país. Sin embargo, el decimotercer año lo vivieron en el poblado llamado Ekachakra, pero disfrazados de brahmines, para esconder su condición real y no ser denunciados ante Duryodhana, su primo y enemigo mortal, que de encontrarlos libres antes de completar los trece años, según la condena, los hubiera condenado a otros trece años de destierro.

En Ekachakra los Pándavas se alojaban en la casa de un piadoso brahmín y salían todos los días a pedir limosna, pues por ser de linaje real, de acuerdo con las normas de su particular cultura, les estaba vedado realizar cualquier trabajo manual. Llegaban siempre ante su madre, Kunti, con suficiente alimento con que pasar sus días en santa paz.  Y Kunti siempre les decía, incansable, que todo lo que recibieran de limosna, deberían repartirlo entre todos. Aquí, en este poblado, ocurre lo narrado en un otro post anterior (Bhima mata al Rakshasa deEkachakra).

Uno de aquellos días en Ekachakra, llegó un brahmín en su recorrido por el mundo, y en amena conversación les narra muchas maravillas y noticias de los lugares por los que ha pasado, y dentro de las noticias, les cuenta que el rey de Panchala, Draupada, estaba organizando una ceremonia de Swayamvara, que consiste en que una princesa escoge a su esposo entre todos los príncipes en edad de merecer. El rey Draupada, pues, está invitando al Swayamvara para su sinigual hija, Draupadi.

No sobra mencionar que Draupadi era un ser sumamente especial, empezando por su nacimiento, que la emparentaba con los dioses. Su inteligencia era asombrosa, su belleza no tenía igual en toda la tierra, y no hay palabras que la puedan describir, así sea someramente, no hay lugares comunes para evocarla. Entonces nos limitaremos a decir que es la principal mujer del Mahabharata, que no es decir poca cosa, pues otras mujeres como Satyavati, Kunti, Madri, y Gandhari, tienen una grandeza difícil de igualar.

Volviendo al Swayamvara, Arjuna, el tercer hijo de Kunti, decide participar en la ceremonia, y así, tal cual han vivido en Ekachakra, disfrazados de brahmines, parten los 5 príncipes Pándavas hacia el reino de Panchala. El acto más importante de la ceremonia, es el de la exhibición que hacen los príncipes de sus habilidades guerreras para impresionar a la princesa. En el Swayamvara de Draupadi, la prueba era acertar con la flecha en un blanco móvil, observándolo en el reflejo de aceite aposado en un recipiente.

Tal prueba no fue superada por ninguno de los príncipes que deseaban casarse con Draupadi. Sin embargo, en determinado momento llegó Arjuna, a quien nadie reconoció, pues veían a un humilde brahmín. Pero este joven humilde tensó la poderosa cuerda del arco, apuntó la filosa flecha y acertó en el blanco mirándolo en el reflejo del aceite.

Por tratarse de un joven humilde, los encumbrados príncipes participantes no pudieron creer lo que había sucedido y se sintieron ofendidos; trataron, entonces, de hacerle daño a Arjuna, pero este y sus hermanos, pronto los hicieron morder tierra. El rey Draupada no entendía cómo este joven brahmín había superado a príncipes que habían tenido la más excelente educación, pero sospechaba que podía tratarse de alguien muy especial. Inclusive, sospechaba que podía tratarse del mismo Arjuna. Entre tanto, la gran princesa Draupadi, feliz y sin dudar un instante, puso el collar de flores en el cuello de Arjuna, señal de que era el elegido. El rey Draupada, por su parte, bendijo esta unión.

Así, pues, los Pándavas partieron del reino de Panchala con destino a Ekachakra, llevando a la joven y feliz pareja. Cuando llegaron a donde su madre, Kunti, uno de ellos le dijo medio en broma: “Adivina qué trajimos, madre”, refiriéndose a Draupadi. Kunti, que no los veía pues estaba ocupada en alguna otra cosa, respondió que imaginaba que habían traído limosnas, y, por tanto, les ordenó que la compartieran entre ellos.

Aquí hay que mencionar que Kunti jamás había dicho una mentira, razón por la que sus palabras tenían poder. Tampoco sus palabras podían desdecirse, pues no eran palabras vanas. En general, se acepta que alguien que tenga ese nivel de grandeza espiritual, tiene lo que en el cristianismo se conoce como la “palabra viva o palabra de vida”. Así, pues, cuando Kunti, engañada por la pregunta, dice que la compartan entre ellos, no hay vuelta atrás.

Entonces Draupadi, su padre, y los Pándavas, toman consejo de Vyasa, abuelo de estos últimos y a la vez compilador del Mahabharata, quien despeja las dudas morales que puedan tener los involucrados, y es así como Draupadi se convierte en la mujer de los 5 héroes. Ella es un personaje a la altura del Mahabharata: grandiosa, asombrosa, controvertida, fuerte y dura como un diamante y suave y delicada como una flor. Draupadi nos deja sin palabras las más de las veces.

Cuando surgió del altar del sacrificio del fuego, se escuchó una voz del cielo que decía: “Esta mujer está destinada a ser la ruina de muchos reyes. Llegado el momento, esta dama de fino talle consumará la misión de los dioses. Por su causa se extenderá el temor entre los regentes de la tierra”.

Pero no debe pensarse que “la ruina de muchos reyes” se refiere a nuestros cánones occidentales de Hollywood: que todos querían poseerla, que era mujer fatal, etc. No. Estamos al menos 6 mil años antes de Cristo y Draupadi será la ruina de muchos reyes porque ella es una con los 5 Pándavas, como el puño y los 5 dedos.    

domingo, 13 de junio de 2021

La amistad entre Drona y Draupada

Draupada humilla a Drona

Drona era el mejor maestro de tiro al arco, arte que había aprendido de nadie menos que de Parasurama. Además, había estudiado los vedas y artes marciales en compañía, entre otros alumnos, de un príncipe llamado Draupada. Eran muchachos despreocupados y buenos amigos, y en una de sus charlas, Draupada le había dicho a Drona que su amistad sería para toda la vida, y que cuando ascendiera al trono, compartiría la mitad del reino de Panchala con él. Terminada la época escolar, cada uno siguió su camino.

Pasados los años, Drona estaba atravesando por una época difícil, sin recursos económicos, y se encontraba desesperado de ver sufrir a su esposa y su pequeño hijo. Entonces recordó a su amigo de infancia, Draupada, que a esas alturas ya debería ser el rey de Panchala. Así que decidió ir a buscarlo para pedirle ayuda.

Una vez ante el monarca, Drona le recordó las conversaciones que habían tenido cuando adolescentes, respecto a la amistad de por vida. Draupada, que ahora era un monarca cruel y arrogante, no pudo contenerse y se echó a reír, diciéndole:

"¿Crees que entre un hombre rico y un hombre pobre puede haber amistad? ¿Piensas que un rey y un pobre diablo pueden ser amigos? La amistad solo se da entre iguales. ÎQué ingenuo! ÎVete por donde viniste!"

Drona partió poseído de odio y rencor. Sin embargo, como era el mejor en tiro al arco y artes marciales, llegó a ser el maestro de los príncipes Kurus (Pandavas y Kauravas), dentro de los cuales destacaban nada menos que Arjuna, Bhima, Duryodhana y Asvatama, entre otros.

En aquellos tiempos existía la tradición de que una vez terminada la educación, los alumnos entregaban un regalo al maestro (dakshina). Así que Drona pidió dakshina a sus alumnos, que gracias a él, se habían convertido en los guerreros más poderosos y temibles del reino más grande e importante ante el cual, el reino de Draupada era tributario e insignificante. Entonces Drona les  pidió por dakshina que invadieran Panchala y le trajeran preso a su rey.

Dicho y hecho. Fue pan comido para los héroes Pandavas y Kauravas, que en cosa de un par de días volvieron con el arrogante rey maltrecho y lo tiraron atado con sogas a los pies de su maestro.

La venganza es dulce, y esa dulzura debió sentir Drona al ver al rey Draupada tirado a sus pies. Ahora solo tenía que ordenarles a sus alumnos que lo mataran. Pero Drona era superior a este rey, y no era ni cruel ni arrogante. Simplemente lo hizo levantar, y le preguntó si recordaba sus palabras cuando él, en momentos difíciles, había necesitado de su ayuda. El rey Draupada tuvo que admitir que sí con la cabeza baja. Entonces Drona le contestó que aunque podía quedarse con todo el reino de Panchala, solo se quedaría con la mitad del territorio. Que le permitiría a Draupada seguir siendo rey pero de solo la otra mitad. En conclusión, le dijo que ahora ellos dos eran iguales. Que ahora podían ser amigos. Y lo despachó. Esa fue su venganza.

Quien salió ahora lleno de odio y rencor fue Draupada. Pero sabía que vengarse de Drona, para él era imposible, pues no había punto de comparación entre sus ejércitos. Entonces Draupada hizo un ritual de sacrificio con fuego para propiciar a los dioses, y pidió tener un hijo que pudiera asesinar a Drona. Fruto de este sacrificio nacieron dos hijos, niña y niño. Este último, llamado Dhrishtadyumna, fue quien años más tarde, durante la guerra del Mahabharata, decapitó a Drona.

 

 

 

 

 

 

 

 

Dos grandes epopeyas de la India y del Asia Sudoriental

EL MAHABHARATA Y EL RAMAYANA por Arthur L. Basham* (Extracto de un artículo publicado en la revista El Correo de la UNESCO, Diciembre de 1...