En Oriente el Bhagavadgita es leído con devoción por millones de personas diariamente. En Occidente el número de lectores no es tan elevado, aunque aumenta día a día, y estos nuevos lectores se sienten algo confundidos cuando lo primero que se lee del sagrado Bhagavadgita (Capítulo 1, verso 1) es:
El Rey ciego Dhritarâshtra preguntó:
1. ¿Qué hicieron, ¡oh Sanjaya!, mis guerreros y los del ejército de los Pandavas para que así se hayan reunido ansiosos de pelea en la sagrada llanura, en el Campo de Kuru?
El Sabio Sanjaya contestó:
...
En casi todos los casos, el nuevo lector se preguntará, algo confundido, quién es Sanjaya. Entonces se remitirá a la introducción al texto que tiene en sus manos, donde generalmente hay una descripción de los personajes principales, que son el Señor Krishna y Arjuna... pero con ellos siempre está Sanjaya.
Sanjaya es un Suta(1), un sabio, un discípulo de Vyasa, un personaje secundario, pero sin el cual nada sabríamos del Mahabharata-Bhagavadgita... Aunque quizá estoy equivocado. Porque definitivamente no es un personaje secundario. Es tan principal como el mismo Yudhishtira o Duryodhana. Solo que es lo que hoy conocemos como una persona de ‘bajo perfil’, sin que esta denominación signifique ‘no importante’. Sabemos que el mundo está lleno de personas de bajo perfil que, sin embargo, son tan influyentes o más, que aquellos que están ante la vista de todo el mundo.
Sanjaya es el conductor del coche del rey Dhritarashtra y además su consejero. Es una relación apenas lógica de amistad que se ha fortalecido por años de constante compañía.
A punto de estallar la guerra, Vyasa fue a ver al rey Dhritarashtra en la capital, Hastinapura, que estaba lejos del campo de Kurukshetra, y le ofreció al rey visión divina para que, a pesar de su ceguera y la distancia, pudiera ver los sucesos en el campo de batalla. Pero el rey se negó.
Entonces Vyasa le otorgó el don a su cochero y consejero, Sanjaya, quien desde entones narró todos los pormenores al rey ciego Dhritarashtra. Aquí resalta la analogía del rey ciego con la ignorancia y de Sanjaya con la visión interna.
El Mahabharata fue originalmente narrado por Vyasa quien lo dictó al Señor Ganesha. Con posterioridad, un alumno de Vyasa lo narró en el llamado ‘Sacrificio del Caballo’ ofrecido por el rey Janamejaya, y dentro de los que allí estaban presentes escuchándolo estaba Sauti, quien lo aprendió de memoria.
Después de un tiempo, Sauti llega al campo de Naimisha donde están reunidos varios santos que acaban de hacer un sacrificio, que cuando ven a Sauti, conocedores de que él sabe la gran historia de Bharata, le piden que la narre.
Es aquí donde comienza El Mahabharata que todos podemos leer hoy día en sus diversas versiones, y que casi siempre se traduce:
“Al bosque de Naimisha, donde se hallaban grandes sabios practicantes de arduos votos, llegó Ugrasrava, el hijo de Lomaharshana, llamado también Sauti, hombre bien versado en los Puranas. Se acercó a los sabios que descansaban después de haber asistido al sacrificio que duró doce años ofrecido por Saunaka...”
Entonces todos escuchan a Sauti narrar el Bharata. Pero cuando llegan al pasaje del que estamos hablando, en el que Vyasa concede la visión divina a Sanjaya, la narración sigue por cuenta de este.
Durante toda la guerra, Sanjaya tuvo la ingrata misión de narrar al rey Dhritarashtra la muerte de todos los amados jefes de su ejército: Bhishma, Drona, Karna y Salya, así como la muerte de sus cien hijos a manos de los Pandavas. Sin embargo, también Sanjaya fue quien consoló al rey en los momentos más difíciles.
A pesar de su devoción por el rey, Sanjaya nunca le escondió ningún detalle, por violento que fuera, y es conocido por su cruda franqueza al relatar los hechos. Tampoco le ocultó su opinión al rey, que los Kauravas serían destruidos por los Pandavas.
Casi todos los libros que narran la guerra (Bhishma Parva, Drona Parva, Karna Parva, Salya Parva) fueron narrados al rey por Sanjaya, y por supuesto a nosotros, los lectores. Cuando Duryodhana fue muerto, el lamento de Ashvatthama fue escuchado por Sanjaya, quien corrió al campo de batalla con el corazón destrozado. Con la muerte de Duryodhana, la gracia de visión divina en Sanjaya llegó a su fin.
Cuando en el sexto libro (Bhishma Parva) tuvo lugar el Bhagavadgita, momentos antes de iniciarse la guerra, ya Sanjaya tenía la visión divina y ya era el narrador, razón por la que en este santo diálogo aparece en todos los capítulos la frase, “Sanjaya dijo”.
No podemos resistirnos a reflexionar sobre la analogía arriba citada de la visión interna, pues aparte de Arjuna, Sanjaya fue la primera persona en escuchar de labios del Señor Krishna todo el Bhagavadgita.
¿Sanjaya es un personaje secundario? No. Es uno de los principales personajes del Mahabharata, un gran sabio, a pesar de ser un Suta. Esta es otra reflexión que deseo tocar tangencialmente: hoy día, que en el mundo no han dejado de existir las clases sociales, no importa si se es de la clase baja, se puede ser sabio, se puede tener visión interior. Se puede ser un grande e importante hombre (en términos espirituales) como lo fue Sanjaya y algunos otros héroes del Mahabharata, como tendremos oportunidad de mencionar más adelante en este blog.
(1) Un Suta es un hijo de mujer Brahmana y hombre Chatria. Por tanto no es ni Brahmana ni Chatria, sino de casta inferior. Las dos ocupaciones más usuales de un Suta en el Mahabharata son: a) narrador, b) cochero.