viernes, 16 de febrero de 2018

Nacimiento de Vyasa

Vyasa dicta el Mahabharata al Señor Ganesha

Una de las muchísimas particularidades del Mahabharata es que su compositor, Vyasa, algunas veces entra dentro de su composición y campea dentro de ella con los protagonistas, aconsejándoles, previniéndoles o instándoles. 

Es algo que en lo personal me fascina. Como si en Don Quijote, cuando van a mantear a Sancho, apareciera don Miguel de Cervantes y dialogara con el ventero, o con el mismo Sancho, para prevenirles del manteo, y después del diálogo, desapareciera por un tiempo para volver más tarde en otra escena.

De Vyasa, lo mismo que de Homero, se dice hoy día que nunca existió. Pero ni que sí, ni que no, podrá comprobarse nunca y, por tanto, para efectos prácticos, Vyasa es el autor o compilador del Mahabharata. También se le conoce como 'Veda Vyasa' y 'Krishna Dwaipayana'. Vyasa quiere decir “compilador”, y Dwaipayana quiere decir “nacido en una isla”. Se le atribuyen, además del Mahabharata, los Upanishads y los Puranas, así como la organización de los 4 Vedas (Rig, Yajur, Sama y Atharva).

Fue hijo del sabio Parasara y Satyavati. Esta última fue la hija de Girika y Vasu, y fue concebida de la siguiente manera: Deseando Girika sexualmente a Vasu, la relación no se pudo consumar en esos momentos, pues los antepasados de Vasu le pidieron, un momento antes, cazar un venado para ciertos ritos funerarios. Siendo Vasu un hombre que podía controlar sus pasiones, prefirió ir en busca del venado y posponer el placer que le esperaba con Girika.

Sin embargo, ya en el bosque y momentáneamente cansado de su actividad cazadora, Vasu durmió una siesta y gracias a la previa excitación sexual, eyaculó. Cuando despertó, no quiso desperdiciar su semen: lo recogió en una hoja del árbol llamado Asoka, y la entregó a un halcón con el encargo de llevarla a Girika, para que así ella pudiera concebir un hijo. 

Pero en el camino el halcón fue atacado por otro halcón que pensó que llevaba comida y en la lucha la hoja y el semen cayeron al río Yamuna donde un pez la tragó. Pero el pez era nada menos que una Apsara (parecida a un hada), que habiendo sido maldecida, vivía en el cuerpo del acuático animal.

Una vez tragada la hoja, la apsara concibió dos criaturas, niño y niña. Pasado el tiempo, cuando cayó en las redes de un pescador, este, al abrir el pez, se sorprendió al ver los dos bebés en su interior. De inmediato la apsara tomó su forma original, pues la maldición decía que solo se liberaría de la forma de pez, si concebía dos seres humanos.

Admiradas las gentes no sabían qué hacer con los bebés, así que el jefe de los pescadores se presentó ante el rey Vasu, quien al notar que la niña despedía un fuerte olor a pescado, no la quiso, y ordenó al pescador que le dejara al niño para hacerlo heredero al trono. A la niña, podía quedársela el pescador.

Satyavati, hermosa como ninguna, con todas las cualidades imaginables en una mujer, no solo creció entre pescadores, sino que nunca perdió el fuerte olor a pescado. Además, su padre le había ordenado que fuera barquera: transportaba viajeros de una a otra orilla del sagrado río Yamuna.


Un buen día apareció a orillas del río, solicitando ser transportado a la otra orilla, el sabio Parasara. Una vez dentro de la barca, el sabio se fijó en la belleza de la barquera y quedó prendado. Entonces Parasara pidió a Satyavati que aceptara sus abrazos apasionados y ella se resistió, argumentando entre otras cosas, que ella sin su virginidad no podría volver a casa, pues en adelante, ya no podría vivir. Y si esto no importara, tampoco le parecía a ella correcto tener abrazos amorosos  a la vista de todas las personas que viajaban en otras barcas y/o estaban en las orillas.

Pero el sabio Parasara tenía una solución para cada problema: le prometió que su virginidad quedaría intacta y contra los noveleros, prometió crear una neblina que cubriría la barca para evitar miradas. Además, prometió otorgarle el don que ella pidiera. Entonces retozaron en la barcaza y cuando terminaron, Satyavati pidió el don de no despedir más el olor a pescado, lo que concedió el sabio de inmediato, quedando desde entonces la doncella expeliendo un dulce aroma que a todos encantaba. 

El sabio Parasara continuó su viaje y ese mismo día, en una isla del río, Satyavati dio a luz a Vyasa, que nació adulto. Entonces le dijo a su madre que se convertiría en un asceta y que si ella llegase a necesitarlo, solo tendría que pensar en él y comparecería ante ella de inmediato.

Este fue el nacimiento del compilador del Mahabharata y también la historia inicial de Satyavati, quien como se verá más adelante, es personaje fundamental como matrona de los Pandavas.

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