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jueves, 28 de octubre de 2021

Dos grandes epopeyas de la India y del Asia Sudoriental

EL MAHABHARATA Y EL RAMAYANA

por Arthur L. Basham*

(Extracto de un artículo publicado en la revista El Correo de la UNESCO, Diciembre de 1967, año XX)

La vida religiosa y cultural de todo el subcontinente indio y de buena parte del resto de Asia se ha visto profundamente influenciada por los dos grandes poemas épicos del hinduismo, el Mahabharata y el Ramayana. Aun dejando de lado sus méritos propiamente literarios, grandes sean cuales sean los criterios adoptados, ambos figuran entre las obras poéticas más importantes del mundo.

De los dos, el Mahabharata es esencialmente el más antiguo, por provenir su tema central del período oscuro que siguió a la composición del Rig Veda, el primer gran texto literario de la India. Varios nombres de príncipes, sabios y sacerdotes mencionados en él se encuentran también en escritos que datan del fin del período védico, y el tema del poema ha podido desarrollarse en torno a la tradición de una gran batalla que se supone tuvo lugar en el año 900 antes de J.C. Pero con el curso de los siglos la historia relatada en el poema se ha estirado y rellenado en tal forma con la Introducción de nuevos episodios y nuevos personajes, que ya no es posible definir el nudo histórico central.

Hay razones incluso para creer que Krishna, el héroe divino, de papel tan descollante en la historia tal como la conocemos actualmente, constituye un agregado y no existía en la tradición marcial que dio origen al poema. Según referencias halladas en otros textos sánscritos, parece que el argumento de la epopeya, en forma poco diferente de la que ha llegado hasta nosotros, era cosa corriente en el norte de la India uno o dos siglos antes de la era cristiana y quizá hasta cuatro siglos antes.

El argumento es complicado. Como las historias griegas de la guerra de Troya origen de La Ilíada y como el ciclo de mitos y leyendas germánicas cristalizadas en el Canto de los Nibelungos, el poema indio cuenta una querella violenta que se ha transformado en guerra de exterminación. Los cinco hijos de Panda se ven injustamente despojados por sus malvados primos, los Kaurava, del reino ancestral que debían heredar, y sólo lo recuperan luego de una espantosa batalla en la que mueren violentamente todos sus enemigos y casi todos sus amigos.

Las partes narrativas del poema evocan una época heroica en que las virtudes viriles: arrojo, lealtad, franqueza, se aprecian por sobre todas las demás. Buenos o malos, los héroes no dejan nunca de responder a un desafío, sea que se los rete a un combate, a un torneo de destreza o a un juego de azar; es raro que los personajes principales den muestras de cobardía. La atmósfera del principal relato del poema es la de una sociedad que acaba de superar la etapa de la organización tribal y en la que la lealtad del individuo hacia su jefe y demás miembros de la tribu constituye una cualidad indispensable.

Pero tal como ha llegado hasta nosotros, el Mahabharata es más que el relato poético de una guerra legendaria. Las interpolaciones de toda índole, agregadas evidentemente mucho después de la composición del relato original, reverberan en él a lo largo de todo su curso: la más extensa es el Chanti Parvan, el duodécimo de los dieciocho cantos que componen el poema y no por cierto el más corto de ellos. La larga agonía de Bishma, consejero de los Kaurava herido en la batalla, sirve de pretexto en este canto a una larga serie de pasajes didácticos sobre numerosos temas de política, moral y religión. En la misma forma el personaje de Yudichtira, el mayor de los cinco héroes jugador apasionado pero poco diestro, cuyo vicio arrastra a él y sus hermanos al destierro sirve de pretexto a la inclusión de la larga historia del rey Nala, también poseído por el demonio del juego, que lo ha hecho perder a los dados su mujer y su reino, cosas que recupera luego de numerosas aventuras. Esta intercalación, redactada en versos fáciles y fluidos, constituye con frecuencia para el estudiante su iniciación a la literatura sánscrita en el texto original. Todo su estilo y su contenido parecen indicar que es por lo menos tan antigua como el tema principal de la obra y que, en consecuencia, se remonta a los tiempos de los pequeños reinos semitribales, anteriores a la época de Buda.

La interpolación más importante del Mahabharata es, indiscutiblemente, el Bhagavad Gita, largo poema religioso que, de todos los textos sánscritos, es el que mayor influencia ha tenido sobre el hinduismo moderno, y el más conocido fuera de la India, pues se lo ha traducido a varios idiomas, leyéndolo millones de personas que no llegaron a conocer ningún otro trozo del poema original. Justo antes de comenzar la gran batalla, dan pretexto a su inclusión en el conjunto las dudas que Arjuna, el segundo de los cinco héroes, tiene sobre la legitimidad de un combate en que ha de salir al encuentro de su propia familia y de sus amigos.

Krishna, mentor de Arjuna, fortalece su resolución por medio de ese largo poema religioso, revelándose así como una encarnación del gran dios Vishnú. Las otras historias intercaladas son más breves y comprenden, por ejemplo, la bella y célebre leyenda de Savitri, la fiel esposa que salva a su marido de manos de la muerte; la historia de Rama, breve resumen del Ramayana, y la de Sakuntala, en una versión bastante diferente de la que constituye el tema del célebre drama de Kalidasa.

Estas numerosas interpolaciones narrativas o didácticas parecen haber sido incorporadas al texto del Mahabharata por diversos copistas en el curso de los cinco siglos que separan el imperio mauria del imperio gupta, es decir, entre el 200 antes de J.C. y el 300 de nuestra era. Hacia el año 500 de la era cristiana el poema existía en su totalidad con una forma similar a la actual. La fecha en que se lo consideró concluido definitivamente puede determinarse por la lista de tribus y pueblos que se mencionan aquí y allá en el curso del texto. En esa lista figuran los hunos (heftalíes o blancos) que los indios no pudieron haber conocido antes del año 400, en que se establecen en Bactriana; pero no hablan de otras hordas o tribus como la de los gurjaras, que aparecen a partir del siglo VI.

Aun después de haber quedado fijado el texto en su forma canónica, los manuscritos sufrieron numerosas modificaciones e interpolaciones menores, y se ha podido identificar tres tradiciones principales del texto del Mahabharata. La magnífica edición del Instituto Bandarkar de Puna, que se dedica a los estudios orientales, nos proporciona ahora, luego de cuarenta años de trabajo riguroso por parte de muchos especialistas, un texto auténtico del poema, tal como existía a fines del período gupta.

Como consecuencia de todos esos agregados de que ha sido objeto, el Mahabharata es mucho más que un relato en verso, aun cuando sea posible aislarlo de sus numerosas interpolaciones y presentarlo exclusivamente como poema heroico. Es el poema más largo del mundo, ya que cuenta cerca de 100.000 dísticos de 32 sílabas cada uno por lo menos, y se lo ha calificado con toda justicia de enciclopedia del hinduismo en sus comienzos. El Mahabharata trata casi todos los aspectos de la vida religiosa, política y social de la India de esa época, y en general lo hace desde el punto de vista del brahmán ortodoxo. Contiene asimismo numerosos elementos didácticos que han servido de base a los darmasastras, conjuntos de leyes y preceptos, y los puranas, largos poemas sobre los mitos, leyendas y prácticas religiosos compuestos a partir del período gupta. Así, aun cuando el relato no tenga valor histórico, el poema presenta un Interés innegable para el historiador.

La abundancia de agregados didácticos, que ha estirado el poema hasta hacerlo tan difícilmente manejable, ha hecho que disminuya un tanto su popularidad. Pero los hindúes de todas las clases sociales conocen el relato principal, e inspirándose en sus episodios, una serie de autores más cercanos a nuestra época han compuesto tanto en sánscrito como en las lenguas modernas de la India numerosos poemas, obras teatrales y cuentos en prosa. En los diversos idiomas de la India y del sud-este asiático existen versiones resumidas del Mahabharata en las que se omite gran parte de los relatos intercalados, y en el wayang, el teatro de sombras chinescas de Indonesia, sigue gozando de gran popularidad la historia de los cinco héroes, considerablemente modificada para adaptarse a los gustos y tradiciones locales. Pero aparte de los pandits hindúes y los estudiantes serios del hinduismo, son raros los que han leído el Mahabharata en su totalidad, aun en una traducción; y en la forma en que lo conocemos actualmente, el poema no podrá transformarse nunca en un «clásico popular». En la India, sin embargo, ha constituido desde hace tiempo una mina preciosa de material para los autores menos imaginativos, y lo sigue siendo hasta el día de hoy.

(Extracto de un artículo publicado en la revista El Correo de la UNESCO, Diciembre de 1967, año XX)

*ARTHUR L. BASHAM da cursos sobre las civilizaciones asiáticas en la Universidad australiana de Canberra. Basham ha dado ciclos de conferencias sobre la historia de la India en la Universidad de Londres, donde ha enseñado luego la historia del Asia del Sur; y este año ha tenido a su cargo un curso sobre estas materias en la Universidad de Pennsylvania. Entre sus numerosas obras sobre la historia y la civilización de la India cuéntense:

-The Wonder that Was India (Sidgwick and Jackson, Londres, 1954);

-Studies in Indian History and Culture (Sambochl Publications, Calcutta, 1964)

-Aspects of Ancient Indian Culture (Asia Publishing House. Bombay, 1966).


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