Draupada humilla a Drona |
Drona era el mejor maestro de tiro al arco, arte que había aprendido de nadie menos que de Parasurama. Además, había estudiado los vedas y artes marciales en compañía, entre otros alumnos, de un príncipe llamado Draupada. Eran muchachos despreocupados y buenos amigos, y en una de sus charlas, Draupada le había dicho a Drona que su amistad sería para toda la vida, y que cuando ascendiera al trono, compartiría la mitad del reino de Panchala con él. Terminada la época escolar, cada uno siguió su camino.
Pasados los años,
Drona estaba atravesando por una época difícil, sin recursos económicos, y se
encontraba desesperado de ver sufrir a su esposa y su pequeño hijo. Entonces
recordó a su amigo de infancia, Draupada, que a esas alturas ya debería ser el rey
de Panchala. Así que decidió ir a buscarlo para pedirle ayuda.
Una vez ante el
monarca, Drona le recordó las conversaciones que habían tenido cuando adolescentes,
respecto a la amistad de por vida. Draupada, que ahora era un monarca cruel y
arrogante, no pudo contenerse y se echó a reír, diciéndole:
"¿Crees que entre un hombre rico y un hombre
pobre puede haber amistad? ¿Piensas que un rey y un pobre diablo pueden ser
amigos? La amistad solo se da entre iguales. ÎQué ingenuo! ÎVete por donde
viniste!"
Drona partió
poseído de odio y rencor. Sin embargo, como era el mejor en tiro al arco y
artes marciales, llegó a ser el maestro de los príncipes Kurus (Pandavas y Kauravas),
dentro de los cuales destacaban nada menos que Arjuna, Bhima, Duryodhana y
Asvatama, entre otros.
En aquellos
tiempos existía la tradición de que una vez terminada la educación, los
alumnos entregaban un regalo al maestro (dakshina). Así que Drona pidió dakshina
a sus alumnos, que gracias a él, se habían convertido en los guerreros más
poderosos y temibles del reino más grande e importante ante el
cual, el reino de Draupada era tributario e insignificante. Entonces Drona
les pidió por dakshina que invadieran
Panchala y le trajeran preso a su rey.
Dicho y hecho.
Fue pan comido para los héroes Pandavas y Kauravas, que en cosa de un par de
días volvieron con el arrogante rey maltrecho y lo tiraron atado con sogas a
los pies de su maestro.
La venganza es
dulce, y esa dulzura debió sentir Drona al ver al rey Draupada tirado a sus
pies. Ahora solo tenía que ordenarles a sus alumnos que lo mataran. Pero Drona
era superior a este rey, y no era ni cruel ni arrogante. Simplemente lo hizo
levantar, y le preguntó si recordaba sus palabras cuando él, en momentos
difíciles, había necesitado de su ayuda. El rey Draupada tuvo que admitir que
sí con la cabeza baja. Entonces Drona le contestó que aunque podía quedarse con
todo el reino de Panchala, solo se quedaría con la mitad del territorio. Que le
permitiría a Draupada seguir siendo rey pero de solo la otra mitad. En
conclusión, le dijo que ahora ellos dos eran iguales. Que ahora podían ser
amigos. Y lo despachó. Esa fue su venganza.
Quien salió ahora
lleno de odio y rencor fue Draupada. Pero sabía que vengarse de Drona, para él
era imposible, pues no había punto de comparación entre sus ejércitos. Entonces
Draupada hizo un ritual de sacrificio con fuego para propiciar a los dioses, y
pidió tener un hijo que pudiera asesinar a Drona. Fruto de este sacrificio
nacieron dos hijos, niña y niño. Este último, llamado Dhrishtadyumna, fue quien años
más tarde, durante la guerra del Mahabharata, decapitó a Drona.
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