lunes, 14 de mayo de 2018

Envidia: la más grande asesina

Envidia: la más grande asesina de la sabiduría y la riqueza 

Por U. Mahesh Prabhu – Publicado en Vedic Management Center

Los videntes védicos sugieren seis cualidades negativas o Arishadvargas, que enraizadas en la persona, pueden destruirla. Estas son: Kama (lujuria), Krodha (ira), Lobha (codicia), Moha (obsesión), Mada (ego) y Matsarya (envidia). Todas las historias de origen védico nos cuentan como una sola de esas cualidades negativas puede llevar a desastrosas consecuencias.

En el Mahabharata, después de que el reino de los Kurus fue dividido entre los cinco hijos de Pandu y los cien de Dhritrarashtra, la tierra menos productiva fue la entregada a los Pandavas. Duryodhana, el mayor de los hijos de Dhritarashtra, confiaba que con ese infeliz pedazo de tierra, los Pandavas no lograrían nada. Sin embargo, con el sabio consejo de Krishna, los Pandavas fueron extremadamente exitosos en convertir el aparentemente improductivo pedazo de tierra llamado Khandavaprastha en otro sumamente fértil llamado Indraprastha (la Delhi de hoy). Pero los Pandavas no se detuvieron allí. Buscando la excelencia, organizaron un formidable ejército y conquistaron los reinos vecinos, hasta que lograron un soberbio imperio. Para celebrar sus triunfos en todos los rincones de la tierra, los Pandavas organizaron una fastuosa ceremonia. Al evento fueron invitados hasta sus archienemigos, los cien hijos de Dhritarashtra. Al observar el poder de los Pandavas y la magnificencia de sus ciudades, Duryodhana perdió la tranquilidad. Lleno de envidia, se sentía amilanado. 

Cuando Shakuni, el tío materno de Duryodhana, le preguntó qué le sucedía, Duryodhana respondió: “¿Quién puede estar contento con el éxito de otros, particularmente si son sus propios enemigos?” Al escucharlo, Krishna sonrió y replicó: “No es fácil, Duryodhana, aceptar el éxito de nuestros familiares y amigos, mucho menos el de nuestros enemigos. Como quiera que sea, cuando somos incapaces de aceptar y mostrar gracia, quiere decir que estamos infestados de envidia, la suprema causa del caos en el hombre. Grandes santos y videntes a veces han fallado aquí. Pero debes saber que esa envidia hace de tu vida un verdadero infierno. Debes estar alerta. Deja de compararte con otros, pues eso no tiene sentido. Compararnos con los demás y actuar sin sabiduría, es el camino seguro a la ruina”.

Estas palabras sabias que dijo Krishna a Duryodhana, no le hicieron el menor efecto y, naturalmente, esta fue la razón para que, eventualmente, se iniciara una gran guerra en la que perecieron millones. No importa si el Mahabharata es historia o mitología, lo que importa es su sabiduría; el texto de Vyasa está lleno de una riqueza insuperable de sabiduría. Al leer la historia de la humanidad y ver la razón por la cual los déspotas subyugan a su propio pueblo, el poderoso aplasta al débil, el rico pisotea al pobre y el pobre injuria al acaudalado, entendemos que todo comienza con la envidia y termina en el caos.    

La envidia es nociva. Es una parodia que nuestros sistemas de educación prediquen la envidia casi como si fuera buena. Puesto que el sistema educativo está basado en la lógica de comparar el logro de unos con el de otros, de manera significativa se aprovecha de esto a cada paso. Cuando vemos que alguien está haciendo las cosas mejor que nosotros, comenzamos a tener envidia y hacemos cosas para demostrarles lo contrario. Hacemos trampa, engañamos y  contra-argumentamos casi a todo, sin dejar que la sabiduría prevalezca. La envidia puede hacer que dañemos a nuestros adversarios, y lo que es peor: en todo momento tendremos esa envidia en nuestra mente, entonces estaremos viviendo en el infierno.

Hay algunos que argumentan en favor de las “virtudes” de la envidia. “Si no fuera por la envidia, no podríamos ver competencias”, dicen. Pero para competir usted no necesita tener envidia. Podemos jugar con un niño, perder, y no sentir nada al respecto; por el contrario, nos sentimos felices porque esto de alguna manera posibilita el sentido de ‘logro’ en el infante. 

¿De qué sirve alimentar con envidia nuestras mentes, incluso en los negocios? Si alguien gana más dinero, tengamos la gracia de apreciarlo y desearle suerte. Aprendamos de ellos, en lugar de menospreciarlos por completo. Sin la envidia, solo tendremos paz. Con la paz, obtenemos claridad. Mediante la claridad, vemos nuestros verdaderos objetivos y usamos nuestros recursos solo para lograrlos. Mediante la paz, el éxito deja de ser solo un resultado o una meta, y se convierte en el viaje mismo. Y en un viaje tal, ¿qué cosa será difícil de lograr?



sábado, 12 de mayo de 2018

El resumen de Ugrasravas

Introducción V

EL RESUMEN DE UGRASRAVAS

SAUTI continuó:

— Para componer su Upanishad (17), Vyasa se basó en los siguientes hechos, ocurridos durante su vida:

»Después de someter a muchos países mediante su sabiduría y su poder, Pandu, con su familia, se fue a vivir con los munis (18) de cierto bosque donde se dedicó a la caza. Allí se ganó una gran maldición que le condenaba a morir si hacía el amor con cualquiera de sus dos esposas. Éstas, para que se cumpliera lo que estaba escrito respecto a su descendencia, admitieron como sustitutos de los abrazos conyugales a los dioses Dharma, Vayu, Sakra, y a los divinos gemelos Aswins. Y así, Pandu tuvo cinco hijos que crecieron bajo el cuidado de sus dos madres y en la compañía de los ascetas. Tras la muerte de Pandu, sus hijos, vestidos como estudiantes con los hábitos de Brahmacharis, fueron conducidos por los munis ante la presencia de Dhritarashtra y de los hijos de éste. “Estos nuestros alumnos”, dijeron los munis, “son como vuestros hijos, vuestros hermanos, y vuestros amigos; son Pandavas”. Diciendo esto, los munis desaparecieron.

»Cuando los Kurus vieron a aquellos muchachos presentados como los hijos de Pandu, los ciudadanos más distinguidos gritaron de alegría. Algunos, sin embargo, dijeron que no eran los hijos de Pandu; otros dijeron que lo eran; mientras que unos pocos preguntaban cómo podrían ser sus hijos siendo así que había muerto hacía tanto tiempo. Aún así, por todas partes había voces que gritaban, “¡En cualquier caso son bienvenidos! ¡Gracias a la Providencia podemos ver a la familia de Pandu! ¡Proclamemos su bienvenida!”. A medida que cesaban esas aclamaciones, las alabanzas de los espíritus invisibles, causando el resonar de los cielos, eran tremendas. había lluvias de fragantes flores, y sonido de conchas y tambores. Tales fueron las maravillas que ocurrieron a la llegada de los jóvenes príncipes.

»Habiendo estudiado los Vedas en su totalidad, así como muchos otros shastras, los Pandavas residieron allí, respetados por todos y sin miedo a nadie.

»La gente alababa la pureza de Yudhishthira, la constancia de Bhima, el coraje de Arjuna, la humildad y disciplina de los gemelos, Nakula y Sahadeva, y la obediencia de Kunti hacia sus mayores; y todos apreciaban sus virtudes heroicas.

»Al cabo de algún tiempo, Arjuna obtuvo a la doncella Draupadi, en un torneo de reyes, tras realizar una difícil proeza de tiro con arco. Desde entonces se ganó el respeto de todos los arqueros; y también en el campo de batalla era irresistible como el Sol. Y habiendo vencido a todos los reyes circundantes, consiguió todo lo que era necesario para que su hermano mayor, Yudhishthira, realizase el gran ritual llamado Rajasuya.

»Así, Yudhishthira, adquirió el derecho a realizar el Rajasuya que le proporcionó tesoros abundantes y méritos trascendentales. Su primo Duryodhana vino a este ritual; y cuando contempló la enorme riqueza que habían conseguido los Pandavas, le invadió la envidia y estaba muy descontento. Y cuando vio el pabellón que le construyó Maya, se llenó de ira.

»Llegó a oídos de Dhritarashtra que su hijo no podía disfrutar de nada y estaba adelgazando y perdiendo la salud. Y Dhritarashtra, por afecto hacia su hijo, dio su consentimiento para que jugase a los dados. Krishna, cuando se enteró de esto, se enfadó mucho, pero no hizo nada para evitar las disputas, sino que observó el juego y muchas otras horrendas e injustificables transacciones que siguieron: Y a pesar de Vidura, Bhishma, Drona, y Kripa, hizo que todos los Kshatriyas se matasen unos a otros en la guerra que vino después.

»Dhritarashtra, al oír la noticia del éxito de los Pandavas pensó sobre ello durante algún tiempo y luego le dijo a Sanjaya lo siguiente:

“Escucha, Sanjaya, todo lo que voy a decirte. Tú conoces los shastras, eres sabio e inteligente. Yo nunca quise la guerra. Nunca hice distinción entre mis propios hijos y los hijos de Pandu. Mis hijos eran voluntariosos y no me hicieron caso porque ya soy viejo. Ciego por mi afecto paternal, lo soporté todo. Al contemplar las riquezas de los hijos de Pandu, mi hijo quedó en ridículo e, incapaz de soportarlo e incapaz de vencer a los hijos de Pandu en el campo, y negándose a obtener su fortuna mediante su propio esfuerzo, con ayuda de Sakuni concertó un juego de dados injusto.

”He oído que sólo diez sobrevivieron a la guerra: tres de nuestro lado, y siete del de los Pandavas. ¡Dieciocho Akshauhinis (19) de Kshatriyas han sido aniquilados en ese horrendo conflicto!. Estoy sumido en la oscuridad, pierdo las fuerzas y mi mente se pierde”.

»Dhritarashtra, estaba invadido por una enorme angustia y le dijo a Sanjaya: “Después de lo que ha ocurrido, Oh Sanjaya, deseo poner fin a mi vida.”

»El sabio Sanjaya le dijo “Has oído hablar a Vyasa y a Narada de reyes que hicieron grandes hazañas; hombres de poderosas dinastías que habiendo conquistado el mundo por la justicia obtuvieron renombre y al final sucumbieron al dictado del tiempo. Príncipes de gran poder y sabiduría encontraron al final la muerte como lo han hecho tus hijos. Sus hechos heroicos, su valor, generosidad, magnanimidad, fe, veracidad, pureza, sencillez y misericordia, son cantados en el mundo, en los escritos de la antigüedad, por santos poetas de grandes conocimientos. A pesar de tener todas las virtudes esos hombres tuvieron que entregar sus vidas. Tus hijos eran malvados, encendidos por la pasión, avariciosos, y con todas las inclinaciones hacia el mal. Tú conoces los sastras, y eres inteligente y sabio; aquél cuya comprensión está guiada por los sastras nunca cae en la desgracia. Conoces la severidad del destino, por tanto no te corresponde esta angustia por la muerte de tus hijos. Además no debes apenarte por aquello que debe ocurrir: Pues ¿quién puede evitar con su sabiduría los decretos del destino?. Nadie puede dejar el camino que le ha marcado la Providencia. La existencia y la no-existencia, el placer y el dolor, todos tienen su raíz en el Tiempo. El Tiempo crea todas las cosas y el Tiempo destruye todas las criaturas. Es el Tiempo el que quema todas las criaturas y es el mismo Tiempo el que deja atrás al Tiempo que las quemó. Todos los seres, buenos y malos, en los tres mundos, son creados por el Tiempo. El Tiempo es el único que está despierto cuando todas las demás cosas están dormidas. El Tiempo pasa sobre todas las cosas sin jamás llegar tarde. Sabiendo, como sabes, que todas las cosas pasadas y futuras y todo lo que existe en el momento presente, son hijos del Tiempo, no es propio de ti que abandones tu razón”.

»Y hablándole de esta forma, Sanjaya, el hijo de Gavalgana, consiguió devolver la paz a la mente del rey Dhritarashtra. »

»Tomando esos hechos como tema, Dwaipayana compuso su sagrado Upanishad que ha sido dado a conocer al mundo por eruditos y santos poetas en los Puranas compuestos por ellos.

»En una ocasión se reunieron los seres celestiales con el propósito de poner en un plato de la balanza los cuatro Vedas y en el otro el Bharata. Y resultó que éste último pesaba más que todos los Vedas con sus misterios. Por ello, desde entonces, se conoce en el mundo como Maha-Bharata (Gran-Bharata) tanto por su gran tamaño como por el profundo significado de su contenido.

»Las austeridades no son por sí mismas perjudiciales, como tampoco lo es el estudio, ni los mandamientos de los Vedas, ni la adquisición de riqueza por medio del esfuerzo... pero cuando cualquiera de estas cosas se practica con abuso, se convierte en fuente del mal. »

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17 Upanishad: Enseñanza. Literalmente, “sentado cerca y más bajo”, en referencia a la posición de los discípulos alrededor del maestro cuando éste imparte su enseñanza (upa-, cerca + ni-, bajo + sad-, sentado). Sin embargo no cualquier enseñanza es considerada un upanishad en la tradición hindú, sólo aquellas de carácter místico o esotérico que enseñan la naturaleza de Brahma.

18 Muni: Sabio asceta.

19 Akshauhini: Ejército con un total de 109.350 hombres, 65.610 caballos, 21.870 carros y el mismo número de elefantes organizados en unidades de las cuales la más pequeña es un pelotón (Patti) que consta de 5 soldados de a pie, tres caballos, un carro y un elefante. Tres pelotones hacen una sección (Sena-mukha); tres secciones es una compañía (Gulma); tres compañías, un batallón (Gana); tres batallones, un regimiento (Vahini). Tres regimientos constituyen una brigada (Pritana), tres brigadas forman una división (Chamu), tres divisiones, un cuerpo (Anikini), y diez cuerpos es un Akshauhini. Así pues, los 18 akshauhinis se componían de un total de cerca de dos millones de hombres, más de un millón de caballos, cerca de cuatrocientos mil carros y el mismo número de elefantes.

lunes, 23 de abril de 2018

Vyasa y Ganesha

Introducción III

Vyasa y Ganesh

Sauti continuó:

—Después de haber analizado la Verdad eterna mediante austeridades y meditación, el noble Vyasa, hijo de Satiavati, concibió este sagrado poema del Bharata. Cuando lo hubo terminado, Vyasa comenzó a considerar en qué forma podría enseñárselo a sus discípulos. Conociendo su preocupación, el propio Brahma se apareció ante él. Vyasa, al verle, se sorprendió, y tras presentarle humildemente sus respetos y ofrecerle asiento le dijo: “¡Oh Brahma!, he compuesto un poema que explica los misterios de los Vedas, los rituales de los Upanishads, la naturaleza de la degeneración, del miedo y de la enfermedad; la existencia y la no-existencia, las leyes de la vida y el significado de los Puranas. Habla del ascetismo y de los deberes de los estudiantes; de las dimensiones del Sol, la Luna y las estrellas; de los seres celestiales y humanos. Habla de la guerra, de los distintos pueblos y lenguajes, de la naturaleza de las costumbres y del Espíritu que todo lo penetra. Todo eso está en mi poema, pero no puedo encontrar a nadie que sea capaz de tomarlo al dictado comprendiendo su significado íntegro.”

»Entonces Brahma dijo: “Sé que en este poema has revelado la palabra divina en el lenguaje de la verdad desde la primera letra. El tuyo será un poema que ningún poeta del mundo podrá igualar. Llama a Ganesh y él escribirá tu poema.” Y después de decir esto Brahma desapareció y regresó a su morada.

»Vyasa llamó mentalmente a Ganesh y cuando éste se presentó ante él, le pidió que tomase al dictado el poema que había concebido.

»Ganesh le contestó: “Lo escribiré con la condición de que no vaciles ni un momento al dictar.” A lo cual Vyasa respondió: “De acuerdo, pero yo también tengo una condición: que comprendas completamente lo que digo antes de escribirlo.” “Que así sea” dijo Ganesh, y Vyasa comenzó a dictar sus versos cargados de denso significado.

»Y algunos versos eran tan profundos y su significado tan misterioso que nadie, hasta el día de hoy, ha sido capaz de comprenderlos íntegramente. Incluso el omnisciente Ganesh necesitaba detenerse a pensar de vez en cuando para poder comprenderlos; estas pausas las aprovechaba Vyasa, para continuar componiendo muchos otros versos en su mente y así poder continuar el dictado sin vacilación. »






viernes, 13 de abril de 2018

Un sabio poeta ha oído recitar el Mahabharata

Introducción I y II

¡Om! Tras inclinarnos con reverencia ante Narayana y Nara, supremos entre los hombres, y también ante la diosa Saraswati, debemos decir: ¡Victoria!.

UN SABIO POETA HA OÍDO RECITAR EL MAHABHARATA

UGRASRAVA (4), hijo de Lomaharshana (5), también llamado Sauti, era un gran poeta y orador, conocido por sus maravillosos relatos de historias sagradas. En una ocasión, se dirigió al bosque sagrado Naimisha donde el erudito rey Saunaka, ayudado por sabios ascetas, realizaba un ritual védico de doce años de duración. Inclinándose humildemente, Sauti se acercó a aquellos ascetas, los cuales, al verle llegar a su recluida morada en la selva, se dirigieron al él deseosos de escuchar las maravillosas historias del gran Sauti. Éste, juntando las palmas de sus manos, saludó a aquellos sabios y se interesó por los progresos de su ascetismo.

Cuando todos los ascetas se hubieron sentado de nuevo, el hijo de Lomaharshana humildemente ocupó el asiento que se le había preparado. Viendo que el invitado se encontraba cómodo y descansado de su largo camino, uno de los Rishis (6) comenzó la conversación preguntándole:

— ¿De dónde vienes, venerable Sauti, y en qué sitios has estado? Cuéntanoslo todo. Ante esta pregunta, el elocuente Sauti, sentado en medio de aquella gran asamblea de ascetas contemplativos, dio una respuesta acorde con el modo de vida de aquellos santos:

— He estado en el Sacrificio de las Serpientes celebrado por el sabio rey Janamejaya, donde escuché las extraordinarias historias sagradas del Mahabharata, compuesto por Krishna Dwaipayana (7), y que fueron recitadas en su totalidad por su discípulo Vaisampayana en presencia de aquel gran rey. Después, recorrí diversos lugares y visité aguas sagradas y santuarios. Fui al país venerado por los renacidos y llamado Samantapanchaka donde antiguamente se libró la batalla entre los Kurus y los Pandavas. Tras eso, deseando veros a todos vosotros, a los que considero sabios auto-realizados, he venido a este lugar donde brilláis con el esplendor del fuego solar. Ya que habéis terminado por hoy vuestros cánticos y habéis alimentado el fuego sagrado, podéis tomar un descanso. Decidme pues, ¿de qué deseáis que os hable? ¿Queréis que os cuente las edificantes historias sagradas de la antigüedad? ¿Queréis que os hable de los principios universales de justicia, o quizás queréis que os relate los hechos de los ilustres santos y soberanos de la humanidad?

El rishi respondió:

— Deseamos oír la historia llamada Bharata compuesta por el maravilloso Vyasa (8) tal como se la oíste contar a Vaisampayana en el Sacrificio de las Serpientes del rey Janamejaya.

LA CREACIÓN DEL MUNDO

ENTONCES Sauti dijo:

— Primeramente rendiré homenaje al ser primordial Isana, fuente de todo lo que existe, el ser primordial Absoluto, el Único, Brahma, perceptible, imperceptible y eterno; que es a la vez existente y no existente; que es el universo y a la vez trasciende el universo existente y no existente; Creador, Anciano, Inexhaustible; que es venerado como Vishnu, benefactor y beneficencia, puro e inmaculado. Ante Él me inclino con reverencia.

»Os contaré el poema compuesto por el gran santo, venerado y honrado por todos, el ilustre y sabio Vyasa cuyo brillo es ilimitado. Algunos poetas han cantado ya este poema. Otros lo enseñan a sus discípulos y otros lo recitarán en el futuro. Es una gran fuente de conocimiento establecido sobre los tres mundos.

»En este mundo, cuando estaba desprovisto de luz y envuelto en las tinieblas, apareció como la primera causa de la creación un enorme huevo, la inextinguible semilla de todos los seres creados, formado al principio del Yuga y llamado Mahadivya (9). En él estaba la verdadera luz Brahma. De este huevo surgió Prajapati, Señor de las criaturas, con Suraguru y Sthanu. Después aparecieron los veintiún Señores de la creación, que son: Manu, Vasishtha, Parameshthi; los diez Prachetas, Daksha, y los siete hijos de Daksha. Después apareció el universo con su alma inmensa, los Viswe devas, los Adityas, los Vasus, y los gemelos Aswins; los Yakshas (10), los Sadhyas (11), los Pisachas, los Guhyakas, y los Antepasados. Después surgieron los más santos Brahmines, y numerosos reyes sabios dotados de las más nobles virtudes. Después apareció el agua, los cielos, la tierra, el aire, el cielo, los años, las estaciones, los meses, el día y la noche. Y así surgieron todas las cosas conocidas por el hombre.

»Y todo lo que se ve en el universo, animado o inanimado, al final del mundo y a la expiración del Yuga de nuevo desaparecerá. Y al comienzo de otros Yugas todas las cosas serán renovadas. Y así como los diversos frutos de la tierra se suceden en el debido orden de sus estaciones, así continuará perpetuamente girando en el mundo, sin principio ni fin, esta rueda de la existencia que causa el origen y el fin de todas las cosas.

»El total de los Devas (12) creados es treinta y seis mil trescientos treinta y tres. De los antiguos Vivaswans (13), Mahya fue el más joven. Su hijo fue Devavrata (“entregado a los dioses”). Éste tuvo a Suvrata (“estricto en el cumplimiento de su deber”) el cual tuvo tres hijos: Dasajyoti (diez luces), Satajyoti (cien luces), y Sahasrajyoti (mil luces), cada uno de los cuales produjo numerosos descendientes. De ellos descienden las familias de los Kurus, de los Yadus, y de Bharata; la familia de Yayati y la de Ikshwaku; también todos los Rajarishis. Numerosas fueron las criaturas engendradas, todas las cuales son lugar de residencia del Ser.

»El misterio de la Trinidad, los Vedas, el Yoga, el Dharma, Artha y Kama, así como las reglas de buena conducta de la humanidad e historias y discursos de tonos varios, todo lo cual fue contemplado por el Rishi Vyasa, se halla en este libro.

»Vyasa enseñó este ingente conocimiento tanto en forma abreviada como en forma detallada. Es deseo de los eruditos del mundo el poseer ambas formas. Algunos leen el Bharata desde el mantra o invocación inicial, otros comienzan con la historia de Astika, otros con la de Uparichara, mientras que algunos Brahmanas lo estudian en su totalidad. Muchos hombres ilustres muestran su conocimiento realizando comentarios de esta obra. Algunos tienen el don de saber explicarla mientras que otros tienen el don de recordarla íntegramente. »

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(4) “Ugrasrava”, literalmente “voz poderosa”.
(5) “Lomaharshana”, literalmente “pelos de punta”. Se cuenta que siendo discípulo de Vyasa, tan bien había aprendido todas las historias que cuando Vyasa se las oyó contar, se le pusieron de punta todos los pelos de su cuerpo. Por ello llamó a este discípulo Lomaharshana.
(6) Rishi: Sabio, vidente. Hombre inspirado o iluminado. Sabio que no necesita el aislamiento como el Sanyasi. Los rishis son el arquetipo de la Meditación externa. Contactan con “lo humano” y además son muy pedagogos. Pueden tener esposa e hijos. Entre los 7 grandes Rishis se encuentran Valmiki, Narada, Vasistha, etc.
(7) “Krishna Dwaipayana”, literalmente “El moreno nacido en una isla”.
(8) “Vyasa”, literalmente “El Compilador”, nombre por el que se conoce a Krishna Dwaipayana en referencia al hecho de que, según la tradición, fue él quien compiló los Vedas.

 (9) Maha: Gran, Divya: Brillo divino (fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Divya_(name)).
(10) Yaksha: Espíritu Elemental, gnomo.
(11) Sadhyas: Devas del espacio intermedio.
(12) Deva: Ser celestial. Pensamiento activo de la Divinidad sin voluntad propia. Los devas son pura acción.
(13) Vivasvan o Vaivasvata (uno de los hijos del Señor Sol) - progenitor del clan. Sus padres fueron el sabio Kashyapa, padre de todos los seres, y Aditi. Los 12 hijos de Aditi, los Adityas, son las divinidades solares, y ambos nombres Vivaswan y Aditya significan sol. En consecuencia, otro de los nombres de Vivaswan es Surya o el Sol, de aquí viene el nombre, Suryavansha.


domingo, 8 de abril de 2018

Vamos a leer el Mahabharata

Vamos a leer la mejor versión que hay en Español del Mahabharata. Como sabemos, la gran obra fue escrita originalmente en Sánscrito y muchos siglos después se hicieron traducciones completas al Inglés, junto con muchas versiones abreviadas; dentro de estas últimas, una estupenda es la de Kamala Subramaniam.

Esta versión resumida en Inglés, fue la base para las dos mejores versiones que hay en nuestro idioma, a saber, las de Julio Pardilla y Emilio Faro. El gusto del bloguero, sin embargo, lo hace quedarse con la de Emilio Faro, la cual tiene la virtud de que está publicada en la red (aquí el link) para que todo el que quiera, pueda leerla, lo que además dice mucho del alma elevada del profesor Emilio Faro. 

El archivo está en PDF y consta de 750 páginas. Aquí vamos a leer un capítulo semanal, porque estoy convencido de que ese solo capítulo que llegue a enganchar a un internauta, lo hará leer toda la versión del Mahabharata, lo que es el objetivo de este blog. Dar a conocer el Mahabharata o Quito Veda.

Para empezar, nada mejor que conocer el preámbulo que de su versión hace el profesor Faro: 

Preámbulo:

En mi primer viaje a la India, allá por 1984, encontré en una librería de Benarés la edición en doce tomos de la traducción del Mahabharata al inglés de Kisari Mohan Ganguli (1). Por diversas razones no me era posible comprarlos en aquél momento, pero pensé que algún día lo haría. En aquella misma librería hojeé un libro sobre Gurdjieff en el que se decía sobre el Mahabharata: “Lo que no se encuentra aquí no se encuentra en ninguna parte”. Esta frase se me quedó grabada en la mente y no fue sino mucho más tarde que supe que estas palabras provienen del propio Mahabharata.

En posteriores viajes a la India busqué en vano aquella versión de Ganguli que me había cautivado en Benarés. Sí encontré otras versiones, como la deliciosa traducción de partes escogidas de P. Lal, de apenas 250 páginas, de la que compré varios ejemplares y que leí con avidez y fascinación.

Por fin, en 1996, encontré en una librería de Connaught Place (Nueva Delhi) lo que ahora era una edición facsímil de aquella que había visto en mi primer viaje a la India (con la diferencia de que ahora estaba editada en rústica, en cuatro gruesos volúmenes). También vi en aquella librería una versión del Mahabharata en un solo volumen, más grande y de unas 750 páginas que destacaba entre todas las versiones “resumidas” que había visto. Esta versión me atrajo porque parecía algo intermedio entre la hermosa versión de P. Lal y la versión completa de Ganguli de varios miles de páginas. Dudando entre comprarlo o no, busqué en este volumen el capítulo del Bhagavad Guita (la parte del Mahabharata que mejor conocía) y hojeándolo por encima me satisfizo tanto que decidí comprarlo también. Esta versión intermedia, obra de la señora Kamala Subramaniam, parecía seguir muy de cerca al original al menos los episodios incluidos. Y según el prólogo incluía “todos los episodios y conversaciones importantes” y además “en algunos lugares no es un resumen sino el original".

La presente versión en español es, en su mayoría, una traducción de dicha versión en inglés de Kamala Subramaniam. Para realizar esta traducción he tomado como punto de partida una versión en español de Julio Pardilla publicada en 1997 por la editorial Edicomunicación en dos volúmenes. Esta obra se ajusta tan admirablemente al texto de Kamala Subramaniam, que si no fuera porque no hace referencia alguna a aquél, se diría que es su directa traducción al español. Además, pasando por alto cierto número erratas y errores, realmente transmite la belleza de la dramatización lograda por la prosa de Kamala Subramaniam. Durante varios años, en mi tiempo libre, me he dedicado a cotejar diversas fuentes, pulir la traducción y corregir errores.

A medida que avanzaba el trabajo y que consultaba otras versiones en inglés y en español (2) fue surgiendo el deseo de incluir algunos hermosos episodios del Mahabharata que, por no ser esenciales para el argumento central de la historia, no habían sido incluidos en la versión de Kamala Subramaniam. El propio Mahabharata nos dice que Vyasa compuso primeramente un poema llamado “Bharata” que contenía esencialmente la historia de los cinco Pandavas tal como ocurre en la obra de Kamala Subramaniam. Más tarde compuso otros poemas complementarios relatando historias de las generaciones anteriores a los Pandavas, historias de sus descendientes, notas aclaratorias, resúmenes e incluso un índice o “Libro de Contenidos” en verso. Esa versión ampliada es lo que es denominada por los eruditos el Maha-Bharata, o Gran Bharata.

Todos los episodios complementarios que he querido incluir en esta versión están sacados de la traducción completa de Ganguli. Algunos de ellos son parte del folclore que rodea al Mahabharata y que en la India se pueden oír en trenes o autobuses de boca de gente sencilla y a veces incluso analfabeta. Otros episodios, menos conocidos, tienen interés como textos complementarios que sitúan la épica en su contexto cultural. Otros, en fin, decidí incluirlos simplemente por su conmovedora belleza o la profundidad de su enseñanza. El resultado es la presente versión en la que intentando conservar el estilo ameno de Kamala Subramaniam ampliando su versión con los episodios o pasajes que se citan a continuación:

Introducción. Textos seleccionados del Adi Parva (primer libro del Mahabharata) traducidos de la versión de Ganguli con apoyo en el primer volumen de Van Buitenen.

Libro 1. Los Orígenes: Los Capítulos I y II no aparecen en la versión de Kamala Subramaniam. Aquí están traducidos de la obra de Ganguli con apoyo en la traducción de Van Buitenen y en las versiones de P. Lal y deW. Buck.

En el Capítulo IX, “Satyavati y Bhishma” la conversación entre Satyavati y Bhishma está ampliada respecto a la que aparece en la versión de Kamala Subramaniam.

Libro 5. El Consejo: Capítulo XII. Krishna y Vidura. Lo que en la versión de Kamala Subramaniam es la frase final: “Krishna dio por terminada la cuestión y después hablaron de muchas cosas.”, está ligeramente ampliado incluyendo la traducción completa del párrafo correspondiente a partir de la versión de Ganguli.

Libro 10. Después de la guerra: He indicado los puntos en donde comienzan los libros 10 a 18 de la obra completa.

VIGO, noviembre de 2008
EMILIO FARO

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(1) Disponible íntegramente en: Sacred Texts

(2) Kisari Mohan Ganguli, “The Mahabharata”; P. Lal, “The Mahabharata of Vyasa”; A. B. Van Buitenen, “The Mahabharata. 1. The Book of the Beginning”; W. Buck, “Mahabharata Retold by William Buck”; Jean-Claude Carrière, “El Mahabharata”; Lidchi-Grassi, Maggi, “La batalla de Kurukshetra”.


domingo, 1 de abril de 2018

El Mahabharata y la ciencia de hoy

Ilustración tomada del portal Ancient India

La mayoría de los científicos no lo admiten y tampoco los pseudo-intelecutales, pero lo dijo Albert Einstein: “La imaginación es más poderosa que el conocimiento”. Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha estado experimentando con diferentes clases de guerras en todas las dimensiones posibles. En días remotos, hacer la guerra tenía más o menos la intención de eliminar el mal y establecer la verdad, para lo que se usaron armas altamente sofisticadas, en la mayoría de los casos, solo para evitar posibles destrucciones a gran escala y sus daños colaterales. En verdad, así era el poder y la tecnología que tenían miles de años atrás.

La influencia del Mahabharata

El Mahabharata es una de las dos epopeyas de la antigua India escrita en Sánscrito. Narra la guerra de Kurukshetra, además de los aspectos devocionales y filosóficos que enmarcan el objeto de la vida. En la guerra de Kurukshetra se usaron grandes cantidades de armas mucho más avanzadas y futuristas que las que hoy poseemos. De allá nos vienen los conceptos de astra (misil) y dhanush (lanzamisiles). Los astras eran armas de mano súper-naturales, que eran bendecidas por una deidad específica.

La función del astra era más que la de un misil. Se dice que los astras usados en el Mahabharata, probablemente usaron tecnologías que emitían los más peligrosos rayos, tales como los Gamma y otros, que tenían un poder especial de penetración. Algunos astras retornaban a la persona que los había lanzado, por ejemplo, el Chakra Sudharsana de Krishna. Este pudo ser similar a los misiles re-usables en que actualmente trabaja la Agencia Espacial India (ISRO, por sus siglas en inglés). 

¿Cómo pudo ser posible construir armas tan avanzadas, hace miles de años, sin el conocimiento de la compleja tecnología y sin poseer una infraestructura industrial de gran escala? Pues, bien, esas armas fueron guiadas por algún sistema alienígena de GPS de largo alcance y controladas por mantras, que son similares a lo que hoy en día conocemos por log in y passwords.

Los astras también fueron usados con propósitos defensivos similares al “Campo Tesla”, que se usa para destruir el misil enemigo que viene a destruirnos. El moderno “Campo Tesla” es una descarga eléctrica y cualquier objeto físico con que entre en contacto, recibe una descarga tan grande de energía, que al instante se vaporiza. También se puede comparar con el sistema aéreo de defensa anti-misiles de nuestra época.

La India posee un misil aire-aire llamado Astra, que ve el objetivo más allá del rango visual (Beyond Visual Range Air to Air Missile – BVRAAM).  Este Astra está diseñado para que alcance objetivos a diversas distancias y altitudes, permitiendo cortos y largos alcances (20 a 80 km.) Usa modos de propulsión alternativos y es tecnológicamente más sofisticado que la serie de misiles nucleares Agni.

Armas usadas en el Mahabharata

Astras como Brahmashira, Brahmastra, Pasupatastra, Vaishnavastra, Narayana Astra, Agneyastra, Vayavastra, Nagastra, Vajrastra, Varunastra, etc., se usaron en el Mahabharata junto con indicaciones positivas del uso de armas nucleares. De otra manera, ¿cómo pudieron morir cerca de un millón quinientas mil personas en solo 18 días? 

El grado de devastación encontrado en Mohenjo Daro es exactamente el de Nagasaki. El autor David Davenport, investigador británico que pasó 12 años estudiando las antiguas escrituras indias y recogiendo evidencias en el sitio que ocupó la gran ciudad de Mohenjo Daro, publicó sus hallazgos en 1979 en  un libro llamado “Atomic Destruction in 2000 B.C.”, en el que menciona que hay un epicentro, de unos 45 metros de ancho, donde todo fue cristalizado, fundido o derretido.

Barbarika, un personaje del Mahabharata, tenía la habilidad de marcar sus objetivos tanto para salvarlos como para destruirlos, con la ayuda de sus astras especiales. Consideremos, por ejemplo, que una de las armas del ejército indio es un misil de dos etapas llamado “Nirbhay”, que tiene la capacidad de elegir un solo objetivo en medio de muchos otros. También tiene la capacidad de rodear o circunvalar el objetivo y efectuar diversas maniobras antes de destruirlo.

El concepto Védico

Los Vedas (Veda significa conocimiento) se componen de cuatro antiguos textos indios, cuya datación más lejana está entre 1500 y 1200 A. JC., son también los textos más antiguos del hinduismo, y se conocen como en Rig, Yajur, Sama, y Atharva Vedas.

Los Vedas han influido a muchos genios, desde Tesla hasta Bohr, y los ha incitado a explorar nuevas perspectivas en ciencia y tecnología y a imaginar lo inimaginable. Bohr, Heisenberg y Schrödinger, leían regularmente textos Védicos. Heisenberg, dijo: “La teoría de los quanta no parecerá ridícula a aquellos que han leído el Vedanta” (Vedanta es la conclusión del pensamiento Védico).

Henry David Thoreau, dijo: “En las mañanas, sumerjo mi intelecto en la estupenda filosofía del Bhagavad Gita... en comparación con el cual... nuestro mundo moderno y su literatura son enclenques y triviales”.  

Julius Robert Oppenheimer, el principal desarrollador de la bomba atómica, dijo: “Los Vedas son el más grande privilegio de este siglo”. Cuando estalló la primera bomba atómica, Oppenheimer citó varios versos del Bhagavad-Gita, capítulo 11, entre ellos, este: “Yo soy la Muerte, la causa de la destrucción de todos los mundos...”

Cuando se le preguntó a Oppenheimer si la primera bomba atómica era la primera explosión nuclear, él, muy significativamente, respondió: “Sí, en tiempos modernos, sí”, con lo cual implicaba que en otras épocas habían ocurrido explosiones nucleares.

Se dice que Ciencia y Religión no son diferentes; lo que sucede es que la ciencia es muy joven para entender a la religión. El Mahabharata y los Vedas han influido a una generación de científicos y aún son relevantes en la creación de tecnologías futuristas y avanzadas para la humanidad, incluyendo las armas y las guerras modernas.  


Fuente: Del portal Business Insider India



domingo, 25 de marzo de 2018

Sanjaya


En Oriente el Bhagavadgita es leído con devoción por millones de personas diariamente. En Occidente el número de lectores no es tan elevado, aunque aumenta día a día, y estos nuevos lectores se sienten algo confundidos cuando lo primero que se lee del sagrado Bhagavadgita (Capítulo 1, verso 1) es:  

El Rey ciego Dhritarâshtra preguntó:
1. ¿Qué hicieron, ¡oh Sanjaya!, mis guerreros y los del ejército de los Pandavas para que así se hayan reunido ansiosos de pelea en la sagrada llanura, en el Campo de Kuru?
El Sabio Sanjaya contestó: 
...

En casi todos los casos, el nuevo lector se preguntará, algo confundido, quién es Sanjaya. Entonces se remitirá a la introducción al texto que tiene en sus manos, donde generalmente hay una descripción de los personajes principales, que son el Señor Krishna y Arjuna... pero con ellos siempre está Sanjaya.  

Sanjaya es un Suta(1), un sabio, un discípulo de Vyasa, un personaje secundario, pero sin el cual nada sabríamos del Mahabharata-Bhagavadgita... Aunque quizá estoy equivocado. Porque definitivamente no es un personaje secundario. Es tan principal como el mismo Yudhishtira o Duryodhana. Solo que es lo que hoy conocemos como una persona de ‘bajo perfil’, sin que esta denominación signifique ‘no importante’. Sabemos que el mundo está lleno de personas de bajo perfil que, sin embargo, son tan influyentes o más, que aquellos que están ante la vista de todo el mundo.

Sanjaya es el conductor del coche del rey Dhritarashtra y además su consejero. Es una relación apenas lógica de amistad que se ha fortalecido por años de constante compañía.

A punto de estallar la guerra, Vyasa fue a ver al rey Dhritarashtra en la capital, Hastinapura, que estaba lejos del campo de Kurukshetra, y le ofreció al rey visión divina para que, a pesar de su ceguera y la distancia, pudiera ver los sucesos en el campo de batalla. Pero el rey se negó. 

Entonces Vyasa le otorgó el don a su cochero y consejero, Sanjaya, quien desde entones narró todos los pormenores al rey ciego Dhritarashtra. Aquí resalta la analogía del rey ciego con la ignorancia y de Sanjaya con la visión interna.

El Mahabharata fue originalmente narrado por Vyasa quien lo dictó al Señor Ganesha. Con posterioridad, un alumno de Vyasa lo narró en el llamado ‘Sacrificio del Caballo’ ofrecido por el rey Janamejaya, y dentro de los que allí estaban presentes escuchándolo estaba Sauti, quien lo aprendió de memoria.

Después de un tiempo, Sauti llega al campo de Naimisha donde están reunidos varios santos que acaban de hacer un sacrificio, que cuando ven a Sauti, conocedores de que él sabe la gran historia de Bharata, le piden que la narre. 

Es aquí donde comienza El Mahabharata que todos podemos leer hoy día en sus diversas versiones, y que casi siempre se traduce: 

“Al bosque de Naimisha, donde se hallaban grandes sabios practicantes de arduos votos, llegó Ugrasrava, el hijo de Lomaharshana, llamado también Sauti, hombre bien versado en los Puranas. Se acercó a los sabios que descansaban después de haber asistido al sacrificio que duró doce años ofrecido por Saunaka...” 

Entonces todos escuchan a Sauti narrar el Bharata. Pero cuando llegan al pasaje del que estamos hablando, en el que Vyasa concede la visión divina a Sanjaya, la narración sigue por cuenta de este. 

Durante toda la guerra, Sanjaya tuvo la ingrata misión de narrar al rey Dhritarashtra la muerte de todos los amados jefes de su ejército: Bhishma, Drona, Karna y Salya, así como la muerte de sus cien hijos a manos de los Pandavas. Sin embargo, también Sanjaya fue quien consoló al rey en los momentos más difíciles.

A pesar de su devoción por el rey, Sanjaya nunca le escondió ningún detalle, por violento que fuera, y es conocido por su cruda franqueza al relatar los hechos. Tampoco le ocultó su opinión al rey, que los Kauravas serían destruidos por los Pandavas.

Casi todos los libros que narran la guerra (Bhishma Parva, Drona Parva, Karna Parva, Salya Parva) fueron narrados al rey por Sanjaya, y por supuesto a nosotros, los lectores. Cuando Duryodhana fue muerto, el lamento de Ashvatthama fue escuchado por Sanjaya, quien corrió al campo de batalla con el corazón destrozado. Con la muerte de Duryodhana, la gracia de visión divina en Sanjaya llegó a su fin.

Cuando en el sexto libro (Bhishma Parva) tuvo lugar el Bhagavadgita, momentos antes de iniciarse la guerra, ya Sanjaya tenía la visión divina y ya era el narrador, razón por la que en este santo diálogo aparece en todos los capítulos la frase, “Sanjaya dijo”. 

No podemos resistirnos a reflexionar sobre la analogía arriba citada de la visión interna, pues aparte de Arjuna, Sanjaya fue la primera persona en escuchar de labios del Señor Krishna todo el Bhagavadgita.  

¿Sanjaya es un personaje secundario? No. Es uno de los principales personajes del Mahabharata, un gran sabio, a pesar de ser un Suta. Esta es otra reflexión que deseo tocar tangencialmente: hoy día, que en el mundo no han dejado de existir las clases sociales, no importa si se es de la clase baja, se puede ser sabio, se puede tener visión interior. Se puede ser un grande e importante hombre (en términos espirituales) como lo fue Sanjaya y algunos otros héroes del Mahabharata, como tendremos oportunidad de mencionar más adelante en este blog.  

(1) Un Suta es un hijo de mujer Brahmana y hombre Chatria. Por tanto no es ni Brahmana ni Chatria, sino de casta inferior. Las dos ocupaciones más usuales de un Suta en el Mahabharata son: a) narrador, b) cochero.



Dos grandes epopeyas de la India y del Asia Sudoriental

EL MAHABHARATA Y EL RAMAYANA por Arthur L. Basham* (Extracto de un artículo publicado en la revista El Correo de la UNESCO, Diciembre de 1...